Sus inicios se remontan a 1865, cuando la pastelería era conocida como Cal Nasi Simó y se encontraba en la calle Gran de Esparreguera. Ya en el s.XX y pasada la guerra civil la tienda pasó a llamarse La Lionesa, convirtiéndose en una de las pastelerías más reconocidas de Catalunya.
Desde el 2013 Natalia Grau, quinta generación de la familia, es la responsable del negocio. Formada en Espai Sucre y con máster en Chocolate de la EGPB, ha mantenido la esencia, respetando los productos más característicos de generaciones de tradición pastelera y sumando su formación más actual e innovadora.
Las décadas avanzaron, y en los años 60, Antonio Grau -con 14 años- empezó a trabajar en la pastelería y años después se casó con Rosa, la heredera de la familia. En 1990 juntos fundaron lo que es hoy Pastelería Grau, primero en Sant Pere de Riudebitlles i más tarde en Esparreguera.
Las décadas avanzaron, y en los años 60, Antonio Grau -con 14 años- empezó a trabajar en la pastelería y años después se casó con Rosa, la heredera de la familia. En 1990 juntos fundaron lo que es hoy Pastelería Grau, primero en Sant Pere de Riudebitlles i más tarde en Esparreguera.
Sus inicios se remontan a 1865, cuando la pastelería era conocida como Cal Nasi Simó y se encontraba en la calle Gran de Esparreguera. Ya en el s.XX y pasada la guerra civil la tienda pasó a llamarse La Lionesa, convirtiéndose en una de las pastelerías más reconocidas de Catalunya.
Desde el 2013 Natalia Grau, quinta generación de la familia, es la responsable del negocio. Formada en Espai Sucre y con máster en Chocolate de la EGPB, ha mantenido la esencia, respetando los productos más característicos de generaciones de tradición pastelera y sumando su formación más actual e innovadora.
Sus inicios se remontan a 1865, cuando la pastelería era conocida como Cal Nasi Simó y se encontraba en la calle Gran de Esparreguera. Ya en el s.XX y pasada la guerra civil la tienda pasó a llamarse La Lionesa, convirtiéndose en una de las pastelerías más reconocidas de Catalunya.
Las décadas avanzaron, y en los años 60, Antonio Grau -con 14 años- empezó a trabajar en la pastelería y años después se casó con Rosa, la heredera de la familia. En 1990 juntos fundaron lo que es hoy Pastelería Grau, primero en Sant Pere de Riudebitlles i más tarde en Esparreguera.
Desde el 2013 Natalia Grau, quinta generación de la familia, es la responsable del negocio. Formada en Espai Sucre y con máster en Chocolate de la EGPB, ha mantenido la esencia, respetando los productos más característicos de generaciones de tradición pastelera y sumando su formación más actual e innovadora.
Creemos que la comida tiene el poder de evocar emociones y recuerdos. Cada plato que creamos está diseñado para tocar los corazones y las papilas gustativas de nuestros clientes, transmitiendo alegría, nostalgia y satisfacción.
La calidad es nuestra brújula. Seleccionamos cuidadosamente los ingredientes más frescos y auténticos para asegurarnos de que cada plato tenga un sabor excepcional y una textura perfecta.
Honramos la rica tradición familiar que nos ha guiado durante generaciones, pero también abrazamos la creatividad e innovación en la cocina. Fusionamos lo mejor del pasado con las tendencias actuales para crear platos únicos y sorprendentes.
La pasión por lo que hacemos es el ingrediente secreto en cada receta. Cada miembro de nuestro equipo comparte un amor profundo por el arte culinario y una dedicación inquebrantable para superar constantemente nuestros propios estándares.
Creemos que cada evento merece ser inolvidable. Ya sea una boda íntima o un evento corporativo, nos esforzamos por crear momentos culinarios que los clientes y sus invitados atesorarán durante años.
Buscamos la perfección en cada detalle, desde la presentación artística hasta el equilibrio de sabores en cada plato. Nuestra búsqueda constante de excelencia nos impulsa a mejorar continuamente y a superar las expectativas